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1. Soja transgénica: sentencia de muerte para Argentina - Spanish translation of "GM soya 'a death sentence' for Argentina"
2. English original of "GM soya 'a death sentence' for Argentina"

Please forward this article to all your Spanish-speaking contacts and ask them to spread the word.
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1. Soja transgénica: sentencia de muerte para Argentina
Claire Robinson
LAB - Latin America Bureau
6 October 2010
Article originally in English:
http://www.lab.org.uk/index.php/news/57-focus/653-gm-soya-qa-death-sentenceq-for-argentina
Spanish translation provided courtesy of Chile sin Transgénicos (Chile without GMOs) http://www.chilesintransgenicos.cl

La fumigación del herbicida glifosato, sobre soya modificada genéticamente (GM) del tipo Roundup Ready, está llegando, en Argentina, a la línea de fuego de científicos y residentes, quienes dicen que produce problemas de salud y daño ambiental. La soya GM ha sido sometida a la ingeniería genética para que tolere la fumigación con glifosato, cuya fórmula más común es Roundup®. El gen de Roundup Ready permite que el granjero fumigue en abundancia el herbicida sobre el campo, matando así las malezas, pero permitiendo que crezca el cultivo.

Argentina se ha convertido en un experimento gigantesco del modelo de cultivo de soya GM. En la década de 1990, el gobierno argentino sacó al país de una recesión económica mediante reestructurar la economía en torno a la soya GM. Hacia 2009, el cultivo ocupaba 19 millones de hectáreas, más de la mitad del área de tierras cultivadas del país. Este cultivo se fumigó con más de 200 millones de litros de glifosato. A menudo, la fumigación se lleva a cabo desde el aire, lo que aumenta los problemas de que sea llevado por el viento.

Ya en 2002, dos años después de que se obtuvieran las primeras cosechas grandes de soya GM del país, los residentes y médicos de las áreas de producción de soya empezaron a informar de graves efectos sobre la salud causados por la fumigación con glifosato, incluso altas tasas de defectos congénitos, como asimismo, de esterilidad, partos de feto muerto, abortos espontáneos y cáncer. Los efectos sobre el medio ambiente incluyen destrucción de cultivos alimenticios, muerte de ganado y arroyos con peces muertos.

Tales informes adquirieron importancia científica con la publicación de un estudio del científico del gobierno argentino Prof. Andrés Carrasco, estudio que determinó que el glifosato produce malformaciones en embriones de rana y pollo, con dosis muchísimo menores que las usadas para la fumigación agrícola. Carrasco expresó: «Lo hallado en el laboratorio es congruente con las malformaciones observadas en seres humanos expuestos al glifosato durante el embarazo». Al comentársele sobre la difundida creencia de que el glifosato es un herbicida seguro, Carrasco dijo: «Sospecho que la clasificación de toxicidad del glifosato es demasiado baja [”¦] en algunos casos éste puede ser un poderoso veneno».

Carrasco es director del Laboratorio de Embriología Molecular de la Escuela de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y principal investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Argentina. Su destacada carrera no lo ha protegido de los ataques de quienes defienden los agroquímicos en el gobierno y la industria. Después de que anunció sus hallazgos en 2009, dijo que se envió a cuatro personas de la asociación gremial para la protección de los cultivos de Argentina (CASAFE) para que trataran de inspeccionar su laboratorio, y el Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de Argentina lo «reprendió seriamente».

Carrasco dijo: «A pesar de la evidencia, todavía trataron de mancillar mi reputación de 30 años como científico. Son hipócritas, lacayos de las grandes empresas, pero están asustados. Saben que no pueden tapar el sol con una mano. Existe una prueba científica y, sobre todo, hay cientos de ciudades afectadas, que son la prueba viviente de esta emergencia de salud pública».

La actitud hostil ante los hallazgos de Carrasco presentó un cariz violento cuando una multitud organizada atacó a la gente que se había reunido para oír hablar al científico en la ciudad agrícola de La Leonesa. Tres personas resultaron gravemente heridas. Carrasco y un colega se encerraron en un auto y fueron rodeados por personas que lanzaron violentas amenazas y golpearon el auto durante dos horas. Hubo testigos que declararon que el ataque fue organizado por funcionarios y un productor de arroz locales, para proteger intereses económicos tras la agroindustria local. Amnistía Internacional ha pedido una investigación.

A raíz de los hallazgos de Carrasco y de otros informes sobre problemas de salud, la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas presentó una petición a la Corte Suprema de Argentina para que prohibiera el uso de glifosato. Pero tanta es la dependencia de Argentina del modelo de cultivo de soya GM, que Guillermo Cal, director ejecutivo de la asociación gremial para la protección de los cultivos (CASAFE), dijo que una prohibición significaría que «no podríamos practicar la agricultura en Argentina». Por añadidura, el gobierno depende considerablemente de los aranceles recaudados por las exportaciones de soya y sigue una política proteccionista para con la industria.

En efecto, el estudio realizado por Carrasco es sólo el más reciente de una serie que muestra los riesgos del glifosato para la salud y el medio ambiente. Muchos de ellos están reunidos en un nuevo informe, cuyos coautores son nueve científicos internacionales, entre ellos Carrasco, llamado «Soya GM: ¿Sustentable? ¿Responsable?» El informe presenta más de 100 estudios que han sido revisados por pares, que objetan las declaraciones de la industria en cuanto a sustentabilidad y seguridad de la soya GM y del herbicida glifosato, de los cuales depende.

El nuevo informe fue divulgado junto con una serie de entrevistas a ciudadanos argentinos a los que había afectado la fumigación de glifosato a la soya GM. Un entrevistado es el doctor Darío Gianfelici, de Cerrito, Entre Ríos, Argentina, un médico familiar rural y uno de los primeros facultativos que informaron de problemas de salud causados a residentes por la fumigación.

Él dijo: «Nuestra ciudad experimentó cambios drásticos después de la soya. He visto a gente morir de cáncer a la edad de 30 años. He sido testigo de problemas en el embarazo y de un aumento significativo de problemas de fertilidad. He visto un aumento en las enfermedades respiratorias, como nunca antes hubiera visto. La soya GM ha sido una sentencia de muerte para los seres humanos y para el medio ambiente. Ningún dinero puede compensar el daño que se ha provocado: la contaminación, las muertes, los casos de cáncer y malformaciones».

También se entrevistó a Viviana Peralta, una dueña de casa de San Jorge, Santa Fe, Argentina, quien tuvo que correr al hospital con su hija recién nacida, luego de que la soya GM fuera fumigada con glifosato y otros agroquímicos, desde aviones que volaban cerca de su casa. El bebé se puso azul y la propia señora Peralta sufrió problemas respiratorios. La señora Peralta dijo: «Cuando vi así a mi hija, dije: ‘Basta. Esto no puede seguir’».

Peralta se unió con otros residentes para iniciar un juicio que dio como resultado que un juzgado local emitiera una resolución que constituyó un hito: prohibía la fumigación de glifosato y otros agroquímicos cerca de las casas. Peralta dijo: «No entiendo de química, no fui a la universidad, pero sé lo que ha sufrido mi familia. A la gente que no está familiarizada con este modelo agrícola, les digo: ‘No les crean a las compañías. Rechacen los agroquímicos. Háganlo por la vida de nuestros hijos’».

Soya «responsable»

La mayor parte de los cultivos de soya GM de Argentina se exportan a Europa como alimento para el ganado. Pero la soya adolece de un problema de imagen entre los consumidores europeos. Los informes acerca de que la selva amazónica está siendo destruida por la producción de soya ha llevado a presionar a la industria para que sanee su acto.

En respuesta, en 2005 se instituyó un foro sobre producción sustentable de soya, llamado Round Table on Responsible Soya (RTRS). Entre los miembros del RTRS están las multinacionales de los granos ADM, Bunge y Cargill; los compañías productoras de semillas GM y agroquímicos, Monsanto y Syngenta; los comerciantes minoristas Waitrose y Marks & Spencer, y las ONGs WWF y la organización Solidaridad, apoyada por la iglesia.

En 2011, el RTRS lanzará un rótulo opcional para la soya «responsable», que asegurará a comerciantes y consumidores que la soya fue producida teniendo en consideración a la gente y al medio ambiente. El RTRS ha sido tildado de lavado verde por más de 200 organizaciones de sociedad civil de Sudamérica y de otros lugares, porque (entre otros factores) permitirá que a la soya GM, fumigada con glifosato, se la rotule como responsable.

Ángel Strapazzón, miembro de Mocase-Vía Campesina, el movimiento campesino de Santiago del Estero, Argentina, con respecto a las afirmaciones de responsabilidad hechas para la soya GM, adujo: «Las compañías de la agroindustria tienen mucho poder y la mayoría de los medios a su servicio. A veces oímos sus mentiras y nos reímos. Dicen que es ‘sustentable y responsable’, pero en realidad sólo es sustentable para sus bolsillos».

Strapazzón está trabajando con otros granjeros en la promoción de un modelo alternativo al monocultivo de la soya GM, que promueva la soberanía alimenticia, la producción diversificada de alimentos y la agroecología.
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2. GM soya "a death sentence" for Argentina
Claire Robinson
LAB - Latin America Bureau
Wednesday, 06 October 2010 16:27
http://www.lab.org.uk/index.php/news/57-focus/653-gm-soya-qa-death-sentenceq-for-argentina

In a special article for LAB, Claire Robinson, the editor of GM Watch, reports on efforts to silence a scientist whose investigations suggest that the widespread spraying of glyphosate, a herbicide widely used in GM soya farming, is doing serious harm to the health of the population.


The spraying of glyphosate herbicide on genetically modified (GM) Roundup Ready soya is coming under fire in Argentina from scientists and residents, who say it causes health problems and environmental damage. GM soya is genetically engineered to tolerate spraying with glyphosate, the most common formulation of which is Roundup®. The Roundup Ready gene enables the farmer to spray the herbicide liberally onto the field, killing weeds but allowing the crop to grow on.

Argentina has become a giant experiment in the GM soya farming model. The Argentine government pulled the country out of an economic recession in the 1990s by restructuring the economy around GM soya. By 2009 the crop covered 19 million hectares, over half the country’s cultivated land area. This was sprayed with over 200 million litres of glyphosate. Spraying is often carried out from the air, increasing problems of drift.

As early as 2002, two years after the first big harvests of GM soya in the country, residents and doctors in soya producing areas began to report serious health effects from glyphosate spraying, including high rates of birth defects as well as infertility, stillbirths, miscarriages, and cancers. Environmental effects include killed food crops and livestock and streams strewn with dead fish.

Such reports gained scientific weight on the publication of a study by Argentine government scientist, Prof. Andres Carrasco, which found that glyphosate causes malformations in frog and chicken embryos at doses far lower than those used in agricultural spraying. Carrasco said, "The findings in the lab are compatible with malformations observed in humans exposed to glyphosate during pregnancy." Commenting on the widespread belief that glyphosate is a safe herbicide, Carrasco said: "I suspect the toxicity classification of glyphosate is too low ... in some cases this can be a powerful poison."

Carrasco is director of the Laboratory of Molecular Embryology, University of Buenos Aires Medical School and lead researcher of the National Council of Scientific and Technical Research (CONICET), Argentina. His distinguished career has not protected him from attacks by defenders of agrochemicals in government and industry. After he announced his findings in 2009, he said four people from Argentina's crop protection trade association CASAFE were sent to try to search his laboratory and he was "seriously told off" by Argentina’s science and technology minister.

Carrasco said, "In spite of the evidence, they still tried to run down my 30-year reputation as a scientist. They are hypocrites, lackeys of the big corporations, but they are afraid. They know they can't cover up the sun with one hand. There is scientific proof and, above all, there are hundreds of affected towns which are living proof of this public health emergency."

Hostility to Carrasco's findings took a violent turn when an organized mob attacked people who gathered to hear the scientist speak in the agricultural town of La Leonesa. Three people were seriously injured. Carrasco and a colleague shut themselves in a car and were surrounded by people making violent threats and beating the car for two hours. Witnesses said the attack was organized by local officials and a local rice producer to protect economic interests behind local agro-industry. Amnesty International has called for an investigation.

In the wake of Carrasco's findings and other reports of health problems, the Environmental Lawyers Association of Argentina petitioned the Supreme Court of Argentina to ban the use of glyphosate. But such is Argentina’s dependence on the GM soya farming model that Guillermo Cal, executive director of the crop protection trade association CASAFE, said a ban would mean "we couldn't do agriculture in Argentina". In addition, the government relies heavily on tariffs levied on soya exports and is protective of the industry.

In fact, Carrasco's study is just the latest of a series showing hazards to health and the environment from glyphosate. Many of these are collected in a new report co-authored by nine international scientists, Carrasco among them, called, "GM Soy: Sustainable? Responsible?" The report presents over 100 peer-reviewed studies challenging industry claims of sustainability and safety for GM soy and the glyphosate herbicide on which it relies.
The new report was released with a series of interviews with Argentine people who have been affected by glyphosate spraying on GM soya. One interviewee is Dr Dario Gianfelici, from Cerrito, Entre Rios, Argentina, a rural family physician and one of the first doctors to report health problems in residents from the spraying.

He said: "Our town experienced drastic changes after soya. I've seen people die from cancer at age 30. I have witnessed pregnancy problems and a significant increase in fertility problems. I have seen an increase in respiratory diseases, as has never been seen before. GM soya has been a death sentence for humans and for the environment. No money can compensate for the damage that has been caused the contamination, the deaths, the cases of cancer and malformations."

Also interviewed is Viviana Peralta, a housewife from San Jorge, Santa Fe, Argentina, who had to rush her newborn baby daughter to hospital after glyphosate and other agrochemicals were sprayed on GM soya from planes flying near her home. The baby had turned blue and Peralta herself suffered respiratory problems. Peralta said, "When I saw my baby like that, I said, 'Enough. This cannot go on.'"

Peralta joined with other residents to launch a lawsuit that resulted in a regional court issuing a landmark ruling banning the spraying of glyphosate and other agrochemicals near houses. Peralta said, "I do not understand chemistry, I did not go to university, but I know what my family suffered. To people who are not familiar with this agricultural model, I say, 'Do not believe the companies. Reject agrochemicals. Do it for the life of your children.'"
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"Responsible" Soya

Most of Argentina's GM soya crop is exported to Europe as livestock feed. But soya suffers from an image problem among European consumers. Reports about Amazon rainforest being destroyed for soya production have led to pressure on the industry to clean up its act.

In response, a forum on sustainable soya production called the Round Table on Responsible Soya (RTRS) was set up in 2005. RTRS members include the grain multinationals ADM, Bunge, and Cargill; the GM seed and agrochemical companies Monsanto and Syngenta; the retailers Waitrose and Marks & Spencer; and NGOs WWF and the Dutch church-based organization Solidaridad.

In 2011 the RTRS will launch a voluntary label for "responsible" soya that will reassure traders and consumers that the soya was produced with consideration for people and the environment. The RTRS has been criticized as greenwash by over 200 civil society organizations in South America and elsewhere because (among other factors) it will enable GM soya sprayed with glyphosate to be labelled as responsible.

Angel Strapazzon, a member of Mocase-Via Campesina, the peasant movement of Santiago del Estero, Argentina, had this to say about claims of responsibility made for GM soya: "Agribusiness companies have a lot of power and most of the media at their service. Sometimes we hear their lies and laugh. They say it is 'sustainable and responsible' but in reality it is only sustainable for their pockets."

Strapazzon is working with other farmers to promote an alternative farming model to GM soya monoculture that promotes food sovereignty, diversified food production, and agroecology.